Durante las dos declaraciones que realizó ante los investigadores, Roberto Rejas juró una y otra vez que no le había hecho daño ni a Milagros Avellaneda ni al pequeño hijo de ella, las dos personas que están siendo buscadas desde el 28 de octubre. Sin embargo, también señaló que la joven “lo hostigaba por las redes sociales”, que estaba “obsesionada con él” y que ella estaba buscando “arruinarle la vida”.
La noche en que desaparecieron, Milagros -de 26 años- y su hijo llegaron hasta la casa de Rejas, a quien le adjudicaba la paternidad del niño. Salieron en el auto de él y anduvieron por la zona del parque 9 de Julio. Antes de que se apagara su celular para siempre, ella le envió dos mensajes de voz por WhatsApp a una amiga donde le contaba que él le estaba pegando. Desde ese momento, nadie supo nada más sobre ellos.
Rejas contó que, efectivamente, esa noche salieron en su auto hasta la zona del club Los Tarcos y luego dieron vueltas por el parque. Según su relato, cerca de la medianoche dejó a la joven en el barrio 20 de Junio, cercano a su casa. Este es uno de los datos clave para los investigadores, ya que los padres del hombre dijeron que lo vieron volver alrededor de las 22.30.
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El guardiacárcel señaló que luego de dejar a Milagros, salió a un boliche pero allí sólo estuvo un rato y se fue a su casa a bañarse. Luego fue a otro local bailable donde se iba a encontrar con su novia (Estefanía Ávila, detenida el miércoles por encubrimiento agravado) pero que, al no hallarla, tomó su auto y manejó con destino a Monteros para encontrarse con una muchacha. Cuando iba por Famaillá, decidió dar la vuelta y cerca de las 4, ya estaba en su casa.
La fiscalía III desconfió de este relato y señaló en la solicitud de la prisión preventiva -que fue otorgada- que Rejas no había podido acreditar su presencia en ninguno de los boliches porque no tenía entradas o tickets de consumición. Por otro lado, tampoco pudieron localizarlo a través de las antenas que captan la señal de los celulares, ya que su teléfono se mantuvo apagado desde las 19 del viernes 28 de octubre hasta el día siguiente al mediodía.
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Según consta en el expediente, un día antes de ser detenido Rejas llamó a un amigo suyo que es agente de una de las divisiones de investigación para pedirle el número de alguien que trabajara en el Centro de Monitoreo. “Tenía mucha bronca porque ella lo hostigaba por Facebook”, declaró el efectivo, que lo recibió el 3 de noviembre en su casa. También dijo que el detenido se había comunicado con su contacto en el Centro de Monitoreo y le preguntó sobre el funcionamiento de las cámaras del parque para “reafirmar su versión”.
El amigo de Rejas añadió que el guardiacárcel ya había sido denunciado por la familia de Milagros y que estaba preocupado porque le había dicho a la madre de la joven que el último encuentro entre ambos había sido dos meses atrás, pese a que existían pruebas de que se habían visto el 28 de octubre. Ante esa situación contrató a Gustavo Estofán (h), que trabajó durante algunas semanas con la ayuda de su padre, el ex fiscal Gustavo Estofán.
Este último dijo a LA GACETA que no podía opinar del caso porque ya había dejado la defensa pero que, ante las críticas que el gremialista Julio Piumato deslizó contra la investigación, necesitaba asegurar: “estábamos muy conformes con el comportamiento de la fiscala María del Carmen Reuter. No hubo tiempo de proponer medidas porque se realizó todo de oficio, me sorprendió. No creo que sea merecedora de ninguna crítica. No descansó ni sábado ni domingo”.
Luego de los Estofán, tomó la defensa Julieta Jorrat, quien se alejó luego de una semana. Ahora, el abogado de Rejas y Ávila es Carlos Picón, con quien LA GACETA no pudo comunicarse.
Fuentes judiciales explicaron que Ávila fue detenida por encubrimiento agravado porque se probó que su novio le pidió ayuda para lavar su auto. En ese vehículo, un Gol Trend, hallaron un cabello que podría ser de la víctima. Se informó que tanto las muestras tomadas en el auto como las extracciones de sangre que le realizaron a Rejas, a sus padres, y al ex esposo de Milagros, fueron llevadas a Buenos Aires para ser analizadas allí, y que los especialistas aún no enviaron los resultados de ADN.